Cuando se hace un corte vertical o un apique o calicata en el suelo, observamos desde la superficie una serie de capas superpuestas perfectamente diferenciadas con característica físicas y químicas variadas a las cuales se les da el nombre de “horizontes.” El conjunto de horizontes constituye el llamado “perfil de suelo.”
En un suelo mineral completamente maduro observamos tres capas diferentes en color que reciben los nombres de horizontes A, B y C. El horizonte C, descansa sobre el material parental o roca madre.
Figura 1: Perfil Característico de un suelo maduro Fuente: Castro, H. 1998. p 90 |
El horizonte A, es la primera capa que vemos de arriba hacia abajo cuando existe. Es de color pardo oscuro a negro, porque tiene mucha materia orgánica y se ven muchas raíces vivas o muertas, lombrices, insectos y animales muy pequeños.
El horizonte B, es la segunda capa que vemos. Es de color más claro porque tiene menor cantidad de materia orgánica que el horizonte A. Generalmente tiene un contenido mayor de arcilla que el horizonte A y su espesor es variable, Son requisitos para reconocer el horizonte B, el contraste de color respecto al horizonte A y su buen grado de estructuración.
El horizonte C, es la capa que se encuentra en la parte más baja del perfil del suelo y es de color más claro; puede presentar materiales inconsolidados o roca en un avanzado estado de meteorización (saprolita). Se reconoce en el campo porque se presenta como una capa que descansa sobre la roca y es producto inmediato de ella.
La roca, es un material consolidado a partir del cual se forma el suelo. No todos los perfiles de suelo se presentan en el campo como capas A-B-C (suelo maduro). Podemos encontrar perfiles de suelos únicamente con capas A-C (suelo joven): En este caso hay poca evolución porque no ha habido el tiempo suficiente para la formación del horizonte B.
Cuando un suelo mineral se forma in situ a partir de la roca, ocurren las siguientes etapas:
- Formación del horizonte C con presencia de saprolita hasta en 75% de su volumen total. Por eso este horizonte está formado en una gran proporción por materiales inconsolidados sin ningún grado de agregación o estructuración. Su color y características químicas aparecen muy ligados al material parental.
- Sobre el horizonte C crece vegetación y con aportes de residuos orgánicos descompuestos en el sitio, se forma el horizonte A. Hasta. aquí tendríamos los perfiles de suelos jóvenes con horizontes A/C.
- El horizonte C sigue creciendo en espesor en la medida en que la roca se meteoriza. La parte superior del horizonte C se va consolidando y adquiriendo estructura por la acción biológica de raíces y microorganismos que logran bajar desde la capa A. Se promueve así la formación de un horizonte intermedio de transición denominado B, con colores pardo amarillentos por compartir características de los horizontes A y C.
- Consolidación del horizonte B con características definidas de color y estructura.
- El horizonte A inicial crece igualmente en la medida que desarrolla vegetación.
- Consolidación de horizontes A-B-C de origen mineral y formación de un perfil de suelo maduro en términos genéticos.
horizonte orgánico.
- En la parte intermedia: material de esta misma clase que ha comenzado a desintegrarse, de color pardo obscuro y en el cual aún puede distinguirse el material orgánico original.
- En la parte inferior: materia orgánica, de color negro o pardo obscuro completamente desintegrada y amorfa, denominado humus.
Referencias
Castro, H. (1998). Fundamentos para el conocimiento y manejo de suelos agrícolas. Tunja, Colombia: Instituto Universitario Juan de castellanos
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